Idea de post de enero de este año...
Realmente no soy dado a la jardinería. No tengo la paciencia. Tal vez eso se de más para mi hermano el ingeniero agrónomo. Pero reconozco y disfruto el nosequé de ver crecer las cosas. Y no hablo en particular de los hijos, eso va seguro (y parece más rápido!). Cada tanto me gusta plantar algunas cosas, comprar algunas plantitas ya crecidas, transplantarlas y verlas adecuarse al balcón de casa (bastante ventoso, es un piso 13).
Hace un tiempo (1 o 2 años ya? No me acuerdo, tendré que recurrir a fotos...) plantamos unas semillas de Paraíso. Crecieron montones de plantitas. Empecé a separarlas en macetitas chicas. Cuando había 3 o 4 palitos apretándose, volví a transplantarlas, a macetas cada vez más grande. Ahora tengo un ejército (serán más de 30) de proto-arbolitos, con alturas de 5 cm a más de un metro (tiembla, Durkon!). Estoy atento buscando una oportunidad para pasar alguna a tierra posta y seguirlo. En la casa de al lado de la futura escuela de Theo hay un espacio para árbol sólo con pasto. Estoy pensando en pedir permiso para poner uno ahí, y poder verlo todos los días durante los próximos 7 años.
En la última excursión al vivero de agronomía Theo se trajo unas semillas de zanahoria y de rúcula, recordando que ya había estado plantando con su (abuela?) Carmen en Ballester, y que llegó a comerse lo cosechado. No creo que ande tan bien en una maceta, pero ahí están las plantitas, creciendo lentamente.
Otras cosas crecen. Después de muchos años con espadas, plattys y betas, hace un tiempo pasé a tener lebistes en el acuario. Me sorprendió la tasa de natalidad de estos bichos (llamados "pez millón" en centroamérica justamente por eso...). Aunque cada tanto cae una peste y me limpia el acuario, sigue siendo emocionante un día ir a darles de comer y descubrir un montón de mini-pececitos, ver dónde y cómo se esconden, y cómo se las arreglan para escapar de que se los coman los más grandes.
Y como este post es una reflexión sobre el crecimiento, no puedo dejar de lado a mi familia. No sólo creció en número hace un año y medio, sino que en los chicos el crecimiento se ve mucho más patente. Theo muestra reflexiones sorprendentes, está aprendiendo a leer, inventando mundos, idiomas... (ay, cuando llegue a edad de rolear...). Nacho empezó a caminar, saca dientes y cada vez va agregando maś palabras a su vocabulario, desde el poliutilitario "mamá" hasta ahora, que usa palabras para varias cosas (como "pá" para mí, para Paca, para Paquita) pero cada vez son más.
El tiempo no para, el crecimiento tampoco. Y como le decía Kal a Diana en Kingdom Come, aunque Kansas haya sido arrasada, es cuestión de encontrar una Fortaleza de la Soledad donde volver a empezar y poder volver a decir "Here, things grow".
martes, 26 de octubre de 2010
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