Aprovecho un grabador portátil y me voy caminando por la playa, anotando ideas de cosas que quiero poner en el blog. Porque al final, por más que tenga la compu, no anoté nada, y las ideas se me van pasando.
Ayer fue el día de las agua vivas, un día de corriente cálidas, con la playa inundada de aguas vivas. No podías pisar el agua sin cruzarte con una. Chicos sacándolas con palas, Agus indignada por que jodían a los pobres bichos. Lo cierto es que era difícil caminar por la playa e imposible meterse al agua.
Mi primer reflexión de estos días de playa es sobre Valeria del Mar. Me gustó mucho este lugar, muy familiero. Playas muy anchas, como ya no hay en el Partido de la Costa.
Pinamar está muy cerca, fuimos a pasear un par de veces, pero es un quilombo total. No habia como moverse un día de lluvia de lo lleno de gente que estaba. Pinamar centro está lleno de concesionarias raras: Jeep, Dodge, Honda... cada una con gatitos, perdón, promotoras presentando los autos. Lo más interesante de Pinamar es la librería, y poco más. Un día lo llevé a Theo al cine a ver Astroboy (meh).
Fuimos a Cariló, que es sólo un shopping, un barrial asqueroso muy complicado de entrar sin una 4x4. En Ostende no hay nada.
El viaje de ida a Valeria fue muy tedioso, como 7 u 8 horas sin parar. O sea, no paramos a comer, a almorzar y así fuimos perdiendo el tiempo... no paramos para NADA, pero íbamos a paso de hombre en muchísimos lados. La casa esta buena, tiene un lindo parque adelante, aunque falta que crezcan árboles. La casa parecía más grande, queríamos invitar gente pero no da el espacio ni para tirar un colchón. La próxima buscaremos una casa algo más grande. Al margen de eso, está linda. Intenté hacer un par de asados, aunque fue algo frustrante. Ayer a la noche costó prender el fuego y las brasas no calentaban. Había comprado un lomo que no se hacía más, así que terminó en churrasquitos. Una cosa de la comida que me llama la atención es lo buena fruta y verdura que hay acá. Estuvimos comiendo uvas, haciendo licuados, Theo encantado con las ciruelas. No tengo idea si es más caro o no que lo que se consigue en BA, pero me llamó la atención la calidad.
Otra cosa que me llama la atención es una cierta sensación de seguridad (¿falsa?). Estamos todo el día con las ventanas y puertas abiertas y no pasa nada. Hay rejas, la cana pasa cada tanto, pero imagino que es porque al haber menos gente (que en Gesell o Pinamar) hay menos chances de robar algo.
Una mala: el wifi apesta. Traje al compu para ver si podía ver emails y demás pero no pude, tuve que chequear emails en cyber en lugar de aprovechar el wifi de algún lugar donde me sentara a tomar un cafecito. Hubiera esperado algo más de conectividad de la que tuve.
Bueno, eso en cuanto a Valeria.
miércoles, 10 de febrero de 2010
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